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Greetings From Sister Marlita /Saludos de Sister Marlita

The story of the woman at Jacob’s well and her encounter with Jesus is a very poignant one. It is really a drama in its action, since Jesus draws the woman closer to him, not condemning her, but accepting her as she is. In so doing, Jesus leads her to a personal faith in him, deepening her connection with her true self, and he offers forgiveness for her past sins.

Forgiveness is the gateway to return to love. It is not a feeling, but a DECISION we must willingly make when we have been hurt. Forgiveness is a mark of a Christian, because it reveals the supreme expression of love. When we forgive, we are imitating Christ who, through the forgiveness he achieved for us on the cross, gave us freedom and salvation. Forgiveness is offered to the woman at the well out of God’s mercy, and he offers us the same mercy.

When we forgive and are forgiven in our families, or with our friends, and we open up to love again, we can love with a deeper love. God’s word tells us that whoever has been forgiven ends up loving more. Forgiveness does not mean forgetting a painful event; but is, instead, a place where the event no longer hurts so. It is not denying hurts, but accepting that the event occurred, and that love can push the will of the hurt to forgive and be free to love again.

During this Lenten season, let us examine if we might be holding on to past hurts. Let us learn to forgive with God’s grace and love.

Sister Marlita Henseler

La historia de la mujer en el pozo de Jacob y su encuentro con Jesús es muy conmovedora. Es realmente un drama en su acción, ya que Jesús acerca a la mujer a él, no la condena, sino que la acepta tal como es. Al hacerlo, Jesús la conduce a una fe personal en él, profundizando su conexión con su verdadero yo, y le ofrece perdón por sus pecados pasados.

El perdón es la puerta de entrada para volver al amor. No es un sentimiento, sino una DECISIÓN que debemos tomar voluntariamente cuando hemos sido heridos. El perdón es una marca de un cristiano, porque revela la expresión suprema del amor. Cuando perdonamos, estamos imitando a Cristo que, a través del perdón que logró por nosotros en la cruz, nos dio libertad y salvación.

El perdón se le ofrece a la mujer que está en la misericordia de Dios, y él nos ofrece la misma misericordia. Cuando perdonamos y somos perdonados en nuestras familias, o con nuestros amigos, y nos abrimos al amor nuevamente, podemos amar con un amor más profundo. La palabra de Dios nos dice que quien haya sido perdonado termina amando más. Perdonar no significa olvidar un evento doloroso; pero es, en cambio, un lugar donde el evento ya no duele tanto. No es negar daños, sino aceptar que el evento ocurrió, y que el amor puede empujar la voluntad del dolor a perdonar y ser libre de amar nuevamente.

Durante esta temporada de Cuaresma, examinemos si podríamos estar aferrados a las heridas del pasado. Aprendamos a perdonar con la gracia y el amor de Dios.

Hermana Marlita Henseler

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